jueves, 26 de octubre de 2017

Una columna de fuego



28 años después de "Los pilares de la tierra", leo "Una columna de fuego", el tercer libro de la saga "Las novelas de Kingsbridge". Así, si en "Los pilares de la tierra", los habitantes de Kingsbridge construyen una catedral magnífica y, en "Un mundo sin fin", sus descendientes tienen que luchar contra una de las epidemias más terribles que haya asolado jamás a la humanidad: la peste negra, en estas 944 páginas de "Una columna de fuego", viven el terremoto político que sacude a Europa en el siglo XVI, con el protestantismo. Y, si bien en un primer momento he dudado acerca de si el protagonista puede llegar a conocer en el año 1558 cuáles son las dimensiones de una pista de tenis (el narrador dice que “Ned vio que en realidad se trataba de cuatro edificios unidos en un cuadrado, y que en su interior albergaba un patio lo bastante grande para contener varias pistas de tenis”), tras enterarme de que Ken Follet paga a un equipo de historiadores para que le resuelvan las dudas e inexactitudes, he concluído que, seguro que tiene que ser así. Ayudado de la cursiva -para que, en varias ocasiones, sea el propio protagonista el que muestre al lector sus sentimientos y pensamientos-, con una narrativa poderosa, un convincente argumento, tres tramas paralelas que se desarrollan en Londres, Sevilla y París, abundante drama histórico (además de amor y desamor hay, tráfico de esclavos, lucha de clases, conflictos ideológicos, magnicidios y luchas de religión), sutiles referencias a los personajes de las novelas anteriores (el prior Paul, Caris o Merthin) y un correcto retrato de las protagonistas femeninas de la época (como “seres inferiores, físicamente frágiles e intelectualmente débiles“, a pesar de que tanto Margery como Sylvie se desenvuelven con soltura en la narración), he disfrutado de un libro entretenido, al que, sin embargo, tengo que achacarle, poca profundidad psicológica en la construcción de los personajes y el que, inexplicablemente, el autor explica las cosas sucedidas una y otra vez, como si no se acordara de lo anteriormente escrito y quisiera recordarlo para continuar. De 6.